"De niño jugaba, insistiendo hasta la desesperación, en cambiar de sitio una piedra para sorprender al sitio que dejaba.
De escultor no he hecho más que repetir mi infancia.
Si hubiera muerto con 6 años, hubiera sido en plena madurez, plenamente realizado. A mis 6 años puede decirse que acaba mi vida de escultor."
Jorge Oteiza
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