“En la arquitectura religiosa el punto básico para su renovación son los problemas para la recreación del espacio religioso y para ello la primera regla sensata es la desocupación del espacio, limpiar de formas intermedias y parásitas simbólicas y ornamentales, el espacio interior. Abrir el camino directo entre el hombre y Dios, su propia intimidad de la conciencia”.
JORGE OTEIZA, 1958
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