Pilar Bonet: “En aquel momento, los dos autores repiensan las lecturas sobre el mundo del arte y los mitos personales de la cultura de los noventa. La influencia de nombres como Gabriel Orozco o Félix González Torres, la fascinación por las acciones de Weiss y Fischli, los souvenirs de Carlos Pazos, las práctias situacionistas o el potencial del teatro del absurdo, son dispositivos críticos para elaborar los fundamentos de una personalidad estética que evolucionará sin perder la actitud inicial: el arte no es un antídoto para la verdad, sino un recurso provisional del retorno al sentido. Acciones en Mataró inaugura un modelo de producción basado en la ejecución y el registro de acciones, en este caso en la calle, que son intervenciones mínimas y temporales en bancos, ventanas, puertas o rincones de la trama urbana. En el conjunto hay una narración entorno a la mitología personal y las subjetividades sin control. Las acciones no son reclamos visuales ni mensajes, en el sentido unidireccional y de certeza semiótica del término, ni tampoco interpretaciones, entendidas como formas subsidiarias de la verdad, menos aún axiomas de nada ni por nada. La estrategia narrativa tiene dos velocidades de lectura, parte de un gesto aparentemente ingenuo para retomar en la suma de momentos una hipótesis más compleja: ¿es el arte una experiencia cotidiana y la vida una experiencia alienada? De manera intuitiva y escéptica, con la estrategia de la ironia bajo el poder de lo ridículo, las acciones son breviarios de su relación con el arte, la ciudad, la sexualidad, los mitos, las perversiones o los enigmas.”
jueves, 20 de febrero de 2020
David Bestué, Marc Vives, “Dejar pequeños Oteiza en las mesas de los bares” (proyecto Acciones en Mataró), 2003.
Pilar Bonet: “En aquel momento, los dos autores repiensan las lecturas sobre el mundo del arte y los mitos personales de la cultura de los noventa. La influencia de nombres como Gabriel Orozco o Félix González Torres, la fascinación por las acciones de Weiss y Fischli, los souvenirs de Carlos Pazos, las práctias situacionistas o el potencial del teatro del absurdo, son dispositivos críticos para elaborar los fundamentos de una personalidad estética que evolucionará sin perder la actitud inicial: el arte no es un antídoto para la verdad, sino un recurso provisional del retorno al sentido. Acciones en Mataró inaugura un modelo de producción basado en la ejecución y el registro de acciones, en este caso en la calle, que son intervenciones mínimas y temporales en bancos, ventanas, puertas o rincones de la trama urbana. En el conjunto hay una narración entorno a la mitología personal y las subjetividades sin control. Las acciones no son reclamos visuales ni mensajes, en el sentido unidireccional y de certeza semiótica del término, ni tampoco interpretaciones, entendidas como formas subsidiarias de la verdad, menos aún axiomas de nada ni por nada. La estrategia narrativa tiene dos velocidades de lectura, parte de un gesto aparentemente ingenuo para retomar en la suma de momentos una hipótesis más compleja: ¿es el arte una experiencia cotidiana y la vida una experiencia alienada? De manera intuitiva y escéptica, con la estrategia de la ironia bajo el poder de lo ridículo, las acciones son breviarios de su relación con el arte, la ciudad, la sexualidad, los mitos, las perversiones o los enigmas.”
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