martes, 16 de junio de 2020

¿Por qué 14 Apóstoles?












Esta es la primera pregunta que nos hacemos ante la fachada de Arantzazu, que intentaremos responder en el 3º capítulo de nuestras #HistoriasArantzazu.
Los arquitectos proporcionaron a Oteiza un espacio en el Muro el Friso de los apóstoles. En los numerosos estudios en yeso que realizó el escultor, hemos localizado bocetos con 13, 14, 15 y 16 figuras. Nunca con 12 apóstoles.
La primera respuesta que dio el escultor fue: “he puesto los que me cabían”, “podrían haber sido 6 o hasta 50”. En ese espacio dado por los arquitectos debían sucederse las figuras sin interrupciones, como un módulo que se repite generando una articulación de materia y vacío.
Por tanto, en los 12 metros que tiene el muro “le cabían” 14 figuras que respondían a su concepto escultórico, ni una más ni una menos.
Su principal anhelo era que el pueblo se sintiera identificado con aquellas figuras. Con el primer apóstol dijo retratar al patrón de la trainera de Orio (su pueblo natal), que en aquel momento era Inazio Sarasua. “Sí, son remeros […] 14 eran nuestros remeros de una trainera[…]y así puse el apóstol de la izquierda con el gesto de un patrón en las regatas” dejó escrito.
Pero la explicación más completa de Oteiza sobre las características del Friso y los apóstoles dice así: “Ellos escapan de la muerte espiritual, emergen, desprendiéndose de lo que les sujeta a la tierra. Recorriéndolos con la mirada, de derecha a izquierda, es como la imagen de uno solo que se mueve, que llora y, bajando los brazos, abraza a otro, poniendo así solución cristiana a su angustia, poniéndose así más gráficamente fuera de sí mismo, reflejando su amor a Dios en su amor al prójimo”.






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