sábado, 9 de agosto de 2014

Nueva exposición “El entierro del conde de Orgaz. La traslación de la mirada”











En 1961, Jorge Oteiza publicó un artículo en la revista “El Bidasoa”, con motivo del viaje espacial de Yuri Gagarin, en el que advirtió que el astronauta ruso se iba a encontrar en el espacio con el conde de Orgaz, puesto en órbita cuatro siglos antes por la pintura de El Greco. En este texto, Oteiza contrapuso la representación del mundo trascendente de la célebre obra de este pintor con una de sus obras conclusivas: el Homenaje a Velázquez, un triedro de chapa de acero que enfatiza la concepción plástica del espacio vacío como lugar espiritual y metafísico.

Años más tarde, en su libro Goya Mañana (1990), Oteiza profundizó de nuevo en el análisis de El Entierro, descomponiendo y trazando la obra de El Greco, hasta desvelar la manera en que su particular estructura es capaz de acoger su amplio potencial simbólico y de señalar la representación de los mundos terrenales y celestiales. Tomando como punto de partida las indagaciones y revisiones del escultor, el Museo Oteiza presenta la exposición El entierro del conde de Orgaz. La traslación de la mirada, comisariada por Gregorio Díaz Ereño, director del centro de Alzuza, que muestra un conjunto de reinterpretaciones de la célebre obra de El Greco, a cargo de artistas como Picasso, Josep Renau, Val del Omar, Equipo Realidad, Equipo Crónica, Nerea de Diego, José Ramón Amondarain, Alvaro Matxinbarrena y Kepa Garraza, además del propio Oteiza. La exposición se mostrará en el Museo Oteiza entre 18 de junio y el 21 de septiembre de 2014 y es una producción del centro de Alzuza, en colaboración con el Ayuntamiento de Valle de Egüés y de Fundación Caja Navarra.

          Tras la muerte de El Greco, su arte pasó al olvido (para unos era un loco y para otros, un artista con un problema visual) y no será hasta  los inicios del siglo XX cuando las vanguardias artísticas volvieron su mirada hacia su pintura, influyendo de manera muy importante en el arte del siglo pasado. Jorge Oteiza habló del artista como creador de un arte nuevo y el cuadro de El entierro fue  una referencia clara en su quehacer creativo. Oteiza escribió del artista afincado en Toledo que “la locura plástica final del Greco, es el principio de  todas las nuevas verdades del arte” y son muchas las referencias recogidas en sus estudios situándolo como uno de los artistas que más influyó en su obra.
     Este cuadro tuvo un importante significado para otros artistas, como Picasso, que ya en 1901 había pintado El entierro de Casagemas, clara evocación de la obra del artista toledano. Este interés quedará reflejado más tarde en su obra El entierro del conde de Orgaz, libro prologado por Rafael Alberti y traducido al francés por el escritor Alejo Carpentier. Este libro recoge 12 aguafuertes y 1 grabado al buril que ilustran poemas del propio Alberti, compuestos entre 1957 y 1959. En estos grabados, Picasso aborda los temas perpetuos que le obsesionaron desde su juventud y recoge escenas orientales, circenses, mitológicas. En  esta  exposición se muestran estos grabados, junto a obras de otros artistas que, durante la década de los sesenta, tuvieron la obra de El Greco como inspiración. Es el caso del cuadro Entierro del estudiante Orgaz, realizado por el Equipo Realidad (1965-66), donde se une la representación de una imagen de la represión estudiantil con el cuadro de El Greco. Igualmente, Equipo Crónica realizó el Happening del Conde Orgaz, una versión libre en la que los personajes se truncan en Superman, Batman, el Guerrero del Antifaz, creando una escena disonante y anacrónica. Por su parte, la película Fuego en Castilla, de José Val del Omar,  muestra esa sincronía experimental entre los oficios de Semana Santa y lo imaginería religiosa de Berruguete, fundida con la representación de El Greco.
  Estas obras forman parte de la propuesta de esta exposición, junto con las piezas de 4 artistas contemporáneos como Kepa Garraza, Nerea de Diego, José Ramón Amondararain y Alvaro Matxinbarrrena. Cada uno de ellos, desde su propia estética, ha realizado unas obras creadas específicamente para esta exposición, que ampliarán las revisiones e interpretaciones de la obra de El Greco, generando un nuevo diálogo, actualizando el pasado desde lo contemporáneo.

El proyecto se completa con la edición de una publicación monográfica que incluye un texto homónimo del comisario del proyecto, Gregorio Díaz Ereño. La exposición se ha nutrido de obras procedentes de colecciones particulares de los autores de las obras, así  como de colecciones como la del MACA, Museo de Arte de Alicante; IVAM, de Valencia, Colección Yera o Fundación Bancaja, además de los fondos del Museo Oteiza.