martes, 22 de marzo de 2016

Jorge Oteiza "Homenaje a Mallarmé"




El núcleo central de la escultura abstracta de Jorge Oteiza se fraguó en la década de los cincuenta, a partir de la experiencia con maquetas del Laboratorio experimental, para concretarse en la obra definitiva en piedra y en hierro que, en buena parte, constituyó el conjunto expuesto y premiado en la IV Bienal de Arte de São Paulo en 1957, bajo el título de Propósito experimental. Después, vendrían las esculturas que el artista denominó Obras conclusivas, realizadas entre 1958 y 1959, que conformaban el corpus escultórico de significación profunda y final al que pertenece esta obra. Pese a su sintaxis simple, Homenaje a Mallarmé es una escultura compleja, donde se resume el ideario y vocabulario artístico del escultor. Usando su terminología, está compuesta por una combinación de «unidades Malevich» (en referencia a uno de los padres de la abstracción, creador del suprematismo) con planos matrices abiertos en negativo o en vacío, conformando una serena «caja vacía» junto a «planos Malevich» en diagonal, que complican la estructura y el espacio. La obra es un homenaje al espíritu de la vanguardia y está dedicada a Stéphane Mallarmé, escritor cuya poética, al igual que la de Oteiza, significó una búsqueda de lo absoluto, un modelo de abstracción y un paradigma de la unión entre poesía y arte. (Carmen Fernández Aparicio)

jueves, 17 de marzo de 2016

El Museo Oteiza aúna sesenta obras de Oteiza, Lekuona y Balenciaga




El Museo Oteiza, en Alzuza (Navarra), ha presentado este jueves el proyecto expositivo "Oteiza, Lekuona, Balenciaga. El renacimiento incompleto, 1930-1936", que hasta el 8 de mayo aúna sesenta pinturas, esculturas y dibujos de estos tres artistas.
El proyecto analiza y revisa la obra de Jorge Oteiza (1908-2003), Narkis Balenciaga (1905-1935) y Nicolás Lekuona (1913-1937), en un periodo en que, ha señalado en un comunicado la Fundación Museo Oteiza, los tres autores "lucharon intensamente por la renovación de los valores plásticos en el País Vasco durante la Segunda República".
Un periodo "marcado por la intensa pasión por crear una nueva mentalidad en un mundo renovado".
Los tres autores, según dicha fuente, se agruparon con la idea de estudiar las culturas primitivas, comenzando por las precolombinas, para elaborar una teoría de los renacimientos artísticos aplicable al arte vasco.
Con esos objetivos, Oteiza y Balenciaga proyectaron un viaje a Latinoamérica, que iniciaron el 5 de enero de 1935.
Aunque en este viaje iniciático no participaron los tres artistas (Nicolás Lekuona no viajó finalmente), sí celebraron previamente una exposición conjunta, en septiembre de 1934, en San Sebastián, que constituyó la presentación de la obra de estos tres jóvenes autores, "ávidos de experimentación y conocimiento".
El proyecto está comisariado por Gregorio Díaz Ereño, director del Museo Oteiza, y muestra la voluntad de integración de las enseñanzas de las vanguardias artísticas internacionales de principios de siglo en la obra de estos artistas, a través de la presencia de sesenta pinturas, esculturas y dibujos, junto con numerosa documentación original procedente del archivo del Museo Oteiza.
La muestra se complementa con la edición de una publicación monográfica.