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Hace ahora casi tres años, en los inicios de este blog, escribí un textoconjeturando sobre el Bilbao en el que viviríamos hoy en día de haber salido adelante el malogrado proyecto de la Alhóndiga de Bilbao, también conocido popularmente por El cubo de la Alhóndiga (en la foto de abajo, la maqueta del mismo), proyecto del que mi padre, Jose María Gorordo, entonces alcalde de la Villa (lo fue desde 1987 hasta 1990), fue su principal impulsor.
En 1988 presentó el Centro Cultural para la Villa de Bilbao en la Alhóndiga (CCAB), un proyecto que pretendía reutilizar los espacios de la antigua Alhóndiga y el solar del antiguo colegio Santiago Apóstol, para convertirlos en una “factoría de arte”, y cuyas pretensiones se posicionaban del lado de una “cultura participativa” frente a una “cultura espectáculo”. El entonces alcalde solicitó al escultor Jorge Oteiza su colaboración para el desarrollo de este proyecto, quien formó, junto a los arquitectos Juan Daniel Fullaondo y Fco. Javier Sáenz de Oiza, un equipo de colaboración entre el arte y la arquitectura que proyectaría el complejo edificio y su contenido.
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El proyecto no estuvo exento de polémica y quien quiera tener la versión de todo aquello de mi padre está su libro La política de otra manera (1993), en el que ahonda en las cuestiones políticas que hicieron, no solo que no fructificase el proyecto, sino que presentara su dimisión como alcalde de Bilbao en diciembre de 1990.
Por otro lado, en fechas recientes, Iskandar Rementería (en la foto de abajo), que además de músico e integrante del grupo de rock Split77 es también doctor en Bellas Artes por la UPV/EHU, presentó su tesis doctoral Proyecto no concluido para la Alhóndiga de Bilbao. La estética objetiva de Jorge Oteiza como método de investigación, cuyo propósito en palabras de su autor, “es recuperar el proyecto como mecanismo para reflexionar sobre el modelo de colaboración entre el arte y las instituciones que construyen nuestra ciudad, cuestionando el hecho de que el modelo desarrollado hasta ahora en Bilbao suponga el único posible, o si, por el contrario, existen otras alternativas cuya verdadera finalidad esté más orientada al ciudadano y no tanto al marketing de ciudades”.
El proyecto en el que colaboró Oteiza “marca un punto de inflexión en la historia reciente de la ciudad, porque coincide con un momento en el que está sumida en el final del proceso de desindustrialización, y se comienza a ver que la cultura, el arte, etc., pueden suponer un motor de reactivación económica”, según Rementería.
Además, paralelamente a esta investigación, Iskandar Rementería también realizó el audiovisual Oteiza y el Centro Cultural Alhóndiga. Proyecto estético para Bilbao que fue presentado en el festival Zinebi 50.
El proyecto consiguió concitar los intereses de otras instituciones públicas para centralizar en el CCAB; la Biblioteca Foral, el Conservatorio de Música y el Museo Vasco de Arte Contemporáneo (que finalmente llegaría como Museo Guggenheim). Es decir, la prueba evidente de que el Museo Guggenheim no empezó de la nada. Idea que también se desarrolla en el ensayo del antropólogo vasco Joseba ZulaikaCrónica de una seducción: El Museo Guggenheim de Bilbao (1997).
Por Proyecto no concluido para la Alhóndiga de Bilbao. La estética objetiva de Jorge Oteiza como método de investigación (tesis que será publicada próximamente) Iskandar Rementeria obtuvo el doctorado cum laude en la facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU. Un trabajo que estudia y recorre los impulsos y porqués de Oteiza a la hora de trazar su proyecto, una “fábrica de arte”, como su visión pedagógica del mismo, en un intento de ver el arte como vía hacia una ciudadanía crítica y libre.
Preocupaciones estas, del escultor de Orio, que siguen teniendo vigencia hoy en día.